NEUROCIENCIAS: ¿MODA O NECESIDAD?

En Octubre de 2019 mi socia la Dra. Marta Pastrana y yo realizamos, en el marco de un Colegio Oficial de Médicos (y, por tanto, para médicos), la segunda edición de un curso, titulado esta vez, por mi insistencia, “Neurocomunicación, de la teoría a la práctica en la consulta médica”. 

La acogida y las valoraciones finales del curso fueron extraordinarias (tanto que el curso ha tenido nuevas ediciones). En palabras de la mayoría de ellos, nunca hubieran pensado que las innovaciones en comunicación pudieran aportar tanto valor a la relación médico-paciente y mejorar de forma tan sustancial la anamnesis inicial (entrevista), la comunicación de diagnósticos (incluyendo malas noticias) o la prescripción de tratamientos (para mejorar la adherencia terapéutica). Habíamos causado verdadero impacto transformador en ellos y en su manera de hacer en su día a día.

Sin embargo, también hubo una única crítica de varios de los médicos asistentes: “cambia el título al curso” me dijeron. Y es que consideraban casi una ofensa (cercana al intrusismo profesional) usar el prefijo “neuro” en el título. 

Afortunadamente, son ya miles los/as científicos/as que han constatado la necesidad de una reevaluación de las ciencias y de las humanidades para hacerlas converger, a través de una nueva cultura basada en el conocimiento del funcionamiento del cerebro, en lo que hoy denominamos genéricamente neurociencias.

Así que, como dice el gran Francisco Mora (por cierto, médico y doctor en neurociencias por la Universidad de Oxford) están naciendo necesariamente nuevas disciplinas como la neurocomunicación, las neuroventas, el neuroliderazgo, la neuroeducación, la neuroética, la neurosociología o la neuroeconomía. Y muchas otras que surgirán al ser revisadas a la luz de los nuevos conocimientos de los códigos de funcionamiento de nuestro cerebro y nuestra mente (en la toma de decisiones, gestión de emociones, etc.).

Así que no, no se trata de una moda. Todo lo contrario, se trata de una necesidad imperiosa. Porque ya no es posible establecer pautas efectivas en prácticamente ninguna rama del conocimiento sin tener en cuenta cómo nuestro cerebro asimila los aprendizajes relativos a ella.  Y, por tanto, las NEUROCIENCIAS han venido para quedarse.